Tatoué, el robot tatuador

La robótica no ha parado de avanzar desde que el hombre descubrió que podía usarla para su beneficio. Desde la industria manufacturera hasta el sector salud, se valen de ella para agilizar su trabajo, y su influencia ha llegado tan lejos, que incluso el turismo está comenzando a tomar un matiz cibernético, luego de la apertura de un hotel que, como si se tratase de una película de ciencia ficción, es controlado por androides. Ahora vemos la incursión de este tipo de tecnología en el arte, a través del robot tatuador llamado Tatoué.

Se trata de una creación de Pierre Emm y Johan da Silveira, estudiantes de la escuela de diseño ENSCI Les Ateliers, en París, que bajo el nombre del colectivo Appropiate Audiences empezó siendo una impresora 3D estándar, a la que se modificó con un cabezal de una máquina de tatuajes, pero que luego, tras pasar por un proceso transformador, terminó convirtiéndose en un brazo robótico que tatúa de forma automatizada, apoyado en las imágenes que le son suministradas desde un banco de datos.

Para comenzar a cumplir con sus funciones artísticas, Tatoué realiza un escaneado sobre el área de la piel que se ha seleccionado para ser intervenida. Seguidamente, crea la imagen del diseño en 3D mediante un software especial llamado Autodesk, y por último, la reproduce sobre el lugar que se ha dispuesto.

El robot, cuya concepción tuvo lugar en el año 2014, puede moverse con gran facilidad y muchísima precisión en distintos ángulos, lo que le permite llegar sin mayor esfuerzo a cualquier parte de la piel, dentro del área que se esté trabajando. La ventaja de este brazo mecánico sobre las manos humanas, es que el mismo resulta mucho más estable, y eso se traduce en un plasmado sobre la piel lo más exacto posible.

Por lo general, cuando este tipo de dispositivos empiezan a funcionar, el proceso no puede ser detenido, ya que por su misma naturaleza, y es algo que todavía no se ha logrado corregir, les cuesta identificar cuando hay algún problema y deben parar. Esto quiere decir que la persona que está siendo tatuada debe quedarse extremadamente quieta durante todo el procedimiento, para no confundir a la máquina.

Sin embargo, los responsables de Tatoué se han comprometido a seguir trabajando para corregir cualquier inconveniente y perfeccionar el robot, de manera que a corto plazo este pueda desenvolverse a plenitud y lograr tatuajes perfectos. Su trabajo inicial, un espiral, fue sencillo, aunque bastante bueno para haber sido el primero, pero Emm y Silveira aseguran que esto es solo el comienzo de todo lo que Tatoué puede llegar a hacer.

La precisión que han demostrado tener estas piezas, que trabajan de forma autónoma, también ha llevado a la empresa Moley Robotics a desarrollar un asistente de cocina, llamado Moley Robotic Kitchen que, gracias a los sensores táctiles y a los sistemas de control sofisticados con los que ha sido dotado, es capaz de preparar hasta 3.000 recetas diferentes con la velocidad y sabiduría de un cocinero profesional.